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Ni el comisionista, ni el misionero, gustaron de la nueva empresa que Morsamor quería acometer; pero Morsamor poseía grandes riquezas y con ellas se allanan dificultades y todo se compone.

Pero, ¡cómo se allanan las dificultades materiales de la vida en el seno de aquella cultura simpática y hospitalaria! ¡Cómo os abren los brazos y el corazón aquellos hombres inteligentes, varoniles y despreocupados!

Según el cálculo de ambos frailes, eran precisos diez mil duros por lo menos para la obra. El padre Venancio no se descorazonó, y contestó a su compañero que con fe y constancia se allanan imposibles y se realizan milagros. Y entre ellos no se volvió a hablar más del asunto.

Pues, en la proporción debida entre lo celestial y lo más noble de lo terreno, esa cara será la que ponga el hijo de don Adrián cuando sepa que los montes se le allanan... Y don Adrián, ya que usted le menciona, ¿cómo lo tomará? Ese debe darle a usted más miedo en este caso que doña Lucrecia. Si lo toma a la altura de lo que le quiere a usted y admira a Nieves, ¡pobres de nosotros!

Afirmaba doña Inés que toda persona que tenía buen paladar reconocía al punto la imitación de Juana, porque carecía del quid divinum que hay en los legítimos, prestándoles tan soberano sabor, que si con grosero y material supuesto pudiésemos imaginar que los querubines, cuando bajan a la tierra con algún mensaje de arriba, tienen el capricho o se allanan a comer algo, sin duda que no comerían otra cosa que los tales bizcochos de yema hechos por las mencionadas monjas.

Con ese metal que no piensa, que no siente, que no quiere, que no obra, con esa inteligencia idiota, con ese brazo inerte y tullido, con esos montones de oro se allanan montes, se ciegan golfos, se toman ciudades, se destronan reyes, se conquistan naciones, se queman imperios, se trastorna el mundo. ¡Cuántas transformaciones no podrian operarse, en el órden físico y moral, con esa pirámide de monedas, con ese metal sordo, mudo, ciego, inanimado; con ese espantoso misterio, amontonado ahí!

Valeria no era en la casa una amiga pobre benévolamente acogida, no era una demoiselle de compagnie tratada con consideración: era la hermana menor. Ambas poseían ese maravilloso arte de ceder a tiempo y resistir con dulzura, ante el cual se allanan los disgustos y rozamientos que producen inevitablemente las pequeñeces de la vida.

Si tratan una cuestion difícil y complicada, la simplifican y allanan tomando un punto de vista elevado, fijando una idea principal que comunica luz á todas las otras; si se proponen contestar á una dificultad, señalan la raíz del error, y destruyen con una palabra toda la ilusion del sofisma; si emplean la síntesis, aciertan desde luego en el principio que ha de servir de base, y de un rasgo trazan el camino que se ha de seguir para llegar al resultado que se desea; si se valen del análisis atinan en el punto por donde debe empezar la descomposicion, en el resorte oculto, y de un golpe por decirlo asi, nos abren el objeto, nos ponen de manifiesto sus interioridades mas recónditas; si se trata de una invencion, mientras los demás están buscando acá y acullá, ellos hieren el suelo con el pie, y dicen «el tesoro está aquíNada de dilatados raciocinios; nada de rodeos: pocos pensamientos, pero fecundos: pocas palabras, pero en cada una de ellas engastada una perla de inmenso valor.