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Sirvió en otro tiempo para bodega de vinos. Ahora no había allí más que botellas vacías. La niña apenas quedó sola se incorporó, miró a todos lados loca de terror, quiso gritar y la voz se le anudó en la garganta; por último, extendiendo las manos, acometida de un fuerte temblor, cayó desvanecida.

Centenares de lavanderas, ó acaso mas de mil, estaban establecidas allí, levando ropa en las orillas, entre hileras y laberintos de estacas, perchas, ranchos de forma primitiva y construcciones de piedra y madera á estilo de embarcaderos ó muelles, destinadas á favorecer todos los trabajos de aquellas pobres gentes.

A pesar de ello, los dos mozones volvían a cargar sus escopetas. ¿Para qué, Señor? ¿Era posible que quedaran en toda la cordillera ni en todo el mundo sublunar, más osos que los que allí yacían a nuestros pies, entre chicos y grandes, vivos y muertos?

Por el contrario, empujados y oprimidos por el potente movimiento que la población ha tomado allí en los últimos años, van abandonando el territorio: ya tiene el raquero cien Argos que le contemplan, y no puede pasearse erguido como antes, señor de aquella ínsula remota.

»Allí intervinieron y mediaron en nuestra contienda las personas de más respeto, que habían acudido y que en torno nuestro formaban corro, y casi nos obligaron a echar pelillos a la mar, a hacer las amistades y a convertir las casi homicidas manos en cariñosas, enlazándolas y apretándolas generosamente.

Doña Petronila, con una manteleta de raso negro, antiquísima, mal cortada, recibía a su mundo devoto como si estuviese ella de cumpleaños. Todo se volvía allí sonrisas, apretones de manos, elogios mutuos, carcajadas sonoras, que reflejaban el interior contento de aquellas almas en gracia de Dios. El Magistral fue recibido en triunfo. ¡Qué fino! ¡qué atento!

Apenas se había empleado la piedra para construirle, sino la madera, tan abundante en la selva que en torno se extendía. Allí era fácil de conseguir el incendio, y el incendio era el medio más seguro de vencer sin sacrificar muchas vidas.

La observacion era justa; por allí no había escapatoria. Yo no soy el gobierno y no puedo responder de sus actos. ¿Qué quieren los estudiantes que hagamos por ellos dentro de los límites en que estamos encerrados? No oponerse á la emancipacion de la enseñanza, sino favorecerla. El dominico sacudió la cabeza. Sin decir mi propia opinion, eso es pedirnos el suicidio, dijo.

3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: Vino no tienen. 4 Y le dice Jesús: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora. 5 Su madre dice a los que servían: Haced todo lo que os dijere. 6 Y estaban allí seis tinajuelas de piedra para agua, conforme a la purificación de los judíos, que cabían en cada una dos o tres cántaros. 7 Les dice Jesús: Llenad estas tinajuelas de agua.

Desde allí iremos a las islas Arrú, que son las más frecuentadas por nuestros compatriotas y los pescadores de trépang. No debemos de estar a más de veinte o treinta leguas del río, y quizás podamos llegar a sus orillas dentro de seis o siete días. ¡Buena idea, Capitán! exclamó Van-Horn. ¿Y no podríamos costear la Isla, evitando así el penetrar en los bosques? preguntó Cornelio.