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No sintiéndose perseguida, regresará á su clima natural, la zona templada, encontrando allí su inocente vida de apacentar la viviente pradera, los pequeños seres elementales. Vuelta á sus antiguos hábitos y á sus propios alimentos, reflorecerá, recobrará otra vez sus gigantescas proporciones, y volveremos á ver ballenas de dos y trescientos pies de largo.

Pepe el cobrador alababa las ventajas del continuo ahumamiento. Gracias a eso decía no mueren como chinches. El humo les limpia, ya que nunca tocan el agua. ¡Porque cuidado, don Isidro, que son sucios!... En cambio, en la comida no he visto gente con mayores escrúpulos. No había que esperar que aceptasen una limosna de alimentos, ni que aprovecharan las sobras de nadie.

Para entenderlo es necesario que sepas que todas nuestras ideas y sentimientos dependen exclusivamente de los alimentos que ingerimos en el estómago. La albúmina... Mira, Pantaleón, déjame en paz, que quiero dormir. ¿Qué te importan a ti esas cosas? Bien se conoce que estás ocioso. Por ningún motivo nos ha convenido dejar la tienda. Únicamente te quería decir que la albúmina y la fibrina...

Allí pasaron 5 horas sin tomar agua ni probar ninguna clase de alimentos, y en medio de las mayores incomodidades.

La fiebre héctica reclama la quina, cuando el pulso es muy frecuente y débil, el calor es mas fuerte por la noche, y que sudores abundantes debilitan incesantemente; hay indiferencia para las bebidas y los alimentos, incomodidad precordial despues de la mas ligera cantidad de estos, y abultamiento del vientre.

Es inútil apartar los ojos y paralizar la memoria; se les encuentra en todas partes, tienen ocupadas todas las avenidas de nuestra existencia, y nos salen al paso para recordar sus beneficios, obligándonos a una gratitud envilecedora. ¡Qué servidumbre!... La casa en que vivimos la construyeron los muertos; las religiones ellos las crearon; las leyes que obedecemos las dictaron los muertos, y obra suya son también nuestras pasiones y nuestros gustos, los alimentos que nos sostienen, todo lo que produce la tierra roturada por sus manos, que ahora son polvo.

Otros niegan que fuese fraile, y dicen que la pobreza le hizo refugiarse en el monasterio de Santo Domingo, como un parásito, viviendo de la sopa de la comunidad... El hambre fue el único miedo del héroe. Le habían predicho que moriría de inanición, y en sus expediciones cuidaba siempre de llevar alimentos en los bolsillos.

La sangre se agolpó con furia a su rostro, y emprendió de nuevo la marcha, vacilante, hacia casa. Como estaba tan desprevenido, aquel desprecio fué una puñalada que le llegó a lo más vivo. Llegó a casa en un estado de agitación deplorable. Aunque se sentó a la mesa, haciendo esfuerzos por calmarse, el estómago, repentinamente turbado, no quería admitir los alimentos.

10 y le libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría en la presencia de Faraón, rey de Egipto, el cual le puso por gobernador sobre Egipto, y sobre toda su casa. 11 Vino entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y grande tribulación; y nuestros padres no hallaban alimentos. 12 Y como oyese Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la primera vez.

Los párpados bajos cobraban una pureza de otro mundo; y Ramiro la escuchaba cada vez más absorto, sintiendo surgir en su cerebro adversas cavilaciones. Era preciso, según aquella enseñanza, disminuir día a día los propios alimentos, para distanciarse de la materia corruptible.