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Ya se sabe... y como los españoles, aun siendo contrabandistas, son demasiado religiosos para comprar cualquier cosa que haya tocado un excomulgado, le envían a usted para que bendiga estas ricas telas, estos brillantes aceros, a fin de que quede tranquila la conciencia de los compradores y de aligerar la cueva del convento. En fin, aunque en pequeño, somos Dios y el diablo.

La distribución del trabajo, una encantadora variedad, en medio de una gran regularidad, un orden geométrico que, no obstante, obstenta toda la gracia de una libertad naciente, ¿encontraríase todo esto entre los hombres? »Nuestro incesante trabajo para aligerar el agua de sus sales crea las magníficas corrientes que constituyen la vida, la salud.

Almorzaron apresuradamente, y el coronel hizo varias indicaciones. Su sabiduría en materia de duelos, frondosa y de infinitos brazos como el árbol de la ciencia, tocaba con una de sus ramas á la cocina. Nada de carnes ni de vino; debía guardar sereno el pulso. En el último momento debía acordarse de aligerar su vejiga. ¡Terrible un balazo con derrame interior!... El pensaba en todo.

Habían llegado a la rampa de Very y, como la cuesta era muy ruda, Simón bajó para aligerar un poco al caballo, precisamente cuando el inspector general meditaba sobre la manera de abordar la cuestión tratada el día anterior en Rosalinda. Francisco se quedó solo en el carruaje atormentado por sus tristes pensamientos, pues había también neblina en su corazón.

Con un poco de aquel dinero que yo derrochaba en otro tiempo hubiera sido fácil aligerar un tanto el peso de su miseria y hacerlos felices. Resolví entonces, si alguna vez salía de mi prisión, consagrarme á los desgraciados en recuerdo de lo que yo había sufrido.

Se puede aligerar la nave, Capitán dijo el piloto . Tenemos en la estiba más de veinte barriles de agua y quince toneladas de lastre. Lo echaremos todo al agua. Que uno de nosotros vigile en el puente, al lado de la lantaca, para que no nos sorprendan los feroces antropófagos. Dejaremos a Lu-Hang dijo Cornelio. ¿A ése? exclamó el Capitán arrugando el entrecejo.

Vaya, no perdamos tiempo; y si los salvajes están todavía a tiro de fusil, tratemos de aligerar su retirada. Al ser asaltados, quizá abandonen las calderas. ¡Andando; a escalar las rocas! Era inútil pensar en seguir pescando mientras no volvieran a su poder las pailas para la preparación del trépang.

No, señores, continuó adoptando un tono más y más declamatorio, no debemos ni siquiera admitir en esta materia la posibilidad de una consulta con otras entidades más ó menos opuestas, pues la sola idea implicaría la tolerancia del hecho; vuestra conducta hasta ahora ha sido franca, leal, sin vacilaciones, sin recelos; os dirigís á él sencilla y directamente, las consideraciones que espusisteis no pueden ser más atendibles; vuestro fin es aligerar la tarea de los profesores en los primeros años y facilitar el estudio á centenares de estudiantes que llenan las aulas y de los que no puede cuidarse un solo profesor.

El mismo Capitán, para acelerar una operación que tanto podía contribuír a poner a flote el junco cuando subiera la marea, había trabajado con sus propias manos para efectuarla; después se dedicó, en unión del viejo piloto, a trasladar a la banda de babor los víveres, los baúles y todos los objetos pesados para aligerar la banda de estribor, que se apoyaba en el banco.

Se llama Luís, tiene 26 años, es rubio, alto, delgado, viste á la francesa, come á la francesa, piensa á la francesa, y no es francés porque su madre tuvo la debilidad de aligerar su carga en cierto lugarejo del prosáico garbanzo y de la judía, que Luís jamás nombra porque cree es poco francés.