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La colección de sus comedias comprende 59, si bien sólo 51, como después veremos, son realmente suyas; hay otras 14 sueltas y tres en Los Cigarrales de Toledo; además poseemos algunos entremeses y autos sacramentales de su pluma . Sin embargo, si se hicieran investigaciones minuciosas, se encontrarían de seguro algunas obras suyas que se tienen por perdidas, ya manuscritas, ya en impresiones antiguas, y la recompensa valdría sin disputa el trabajo empleado en buscarlas.

Diferenciábase del vulgo de clérigos indios, pocos por demás, que por aquella época servían como coadjutores ó administraban algunos curatos provisionalmente, en cierto aplomo y gravedad como quien tiene conciencia de la dignidad de su persona y de lo sagrado de su cargo.

El escultor dio las gracias sin parecer tan sensible a la honra que se le dispensaba. Después de algunos momentos de silencio D.ª Fredes volvió a tomar la palabra con idéntica calma y majestad.

Un crucifijo de madera negra pendía de su cabecera. Cerca de la cama una mesita cubierta de libros piadosos y con algunos ramos benditos ya casi secos, adosados contra la pared. Al ruido que yo hice al entrar se volvió hacia y me dirigió una sonrisa. «¿Es usted me dijo , mi querido Gastón?

A algunos de ellos inmortalizó Velázquez pintándolos de suerte que siendo de tan baja ralea hoy figuran sus retratos junto a los del Rey. Si lo hizo con malicia fue grande ingenio; si careció de ella, como es de presumir por su bondad, el tiempo le ha vengado. Fotog. RUBENS EN ESPA

Algunos, que eran de crecida estatura y traídos del interior de Africa, y que iban ataviados de sus capellares, marlotas y turbantes, podrían equivocarse por sus carillas revejidas, sus ojuelos hundidos y otros accidentes, con algunos de los viejos dignatarios de la corte.

Su cultivo, sus producciones y su comercio son de la misma naturaleza que en Apolo: críanse tambien algunos ganados en las llanuras herbosas de Tupili.

Roger volvió á ver con alegría el hábito blanco de algunos religiosos allí aposentados y recordó conmovido sus años de vida monástica al oir la campana de la capilla convocando á vísperas.

Y junto con un temblorcillo instintivo, experimentó cierta satisfacción. Le dolía que le perdonasen el golpe, como si fuera él un irresponsable. Al ver la actitud agresiva de Tono, púsose en guardia, como un gallito encrespado, pero los dos se contuvieron, notando que llamaban la atención de algunos albañiles que con el saquito al hombro pasaban camino del andamio.

Una tarde del mes de Junio se hallaba el conde en la Granja inspeccionando el trabajo de algunos obreros, que tenía ocupados en abrir una acequia más ancha para el molino. El mozo encargado del ganado vino a decirle que una señora preguntaba por él. ¿Una señora? exclamó sorprendido. ¿No la conoces?