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Sus efectos son bastante limitados, y por consiguiente, es de creer que los trabajos de Hahnemann y otros varios esperimentadores, entre los cuales se cuentan algunos indivíduos de sociedades alemanas, han agrandado el cuadro, aun cuando todavía no se comprende en la esfera de accion de este medicamento mas que los nervios designados, y la piel en sus relaciones con la mucosa gastro-intestinal.

Recordando a las princesas rusas, a las ladies inglesas, a las condesas alemanas, a las francesas del Faubourg Saint-Germain, y hasta a las griegas fanariotas, que había tratado con la mayor intimidad, iba sosteniendo que no valían un bledo todas las mujeres que se paseaban en aquel momento en los jardines.

De Basilea á Freiburgo. El Rin central y sus panoramas. Nociones importantes respecto del gran-ducado. Costumbres alemanas. La ciudad de Freiburgo. Al salir de Suiza, en agosto de 1859, nos proponíamos visitar las ciudades y comarcas mas importantes de la region del Rin, á reserva de recorrer, en el año siguiente, toda la Alemania.

El hotel donde nos hospedamos, situado á poca distancia de la estacion del ferrocarril, se hallaba á un kilómetro de la ciudad, al extremo de una hermosa alameda que sirve en los domingos de paseo favorito. Allí fuímos testigos de una escena de costumbres alemanas, que despues vímos repetirse en toda la Alemania. Nos pareció característica, y por eso quiero describirla brevemente.

Otros dedicábanse a las extranjeras de los music-halls, bailarinas y cupletistas que llegaban a España con el ansia de conocer desde el primer día las dulzuras de «un novio togego». Eran francesas vivarachas, de naricilla empinada y corsé plano, que en su espiritual delgadez apenas si podían ofrecer algo tangible entre la rizada col de su faldamenta perfumada y susurrante; alemanas de carnes macizas, pesadas, imponentes y rubias como walkyrias; italianas de pelo negro y aceitoso, con la tez de morena verdosidad y la mirada trágica.

«Sigue en tu sepulcro, intelectual peligroso», continuaba Desnoyers mentalmente. Los marroquíes feroces, los negros de mentalidad infantil, los indostánicos tétricos, le parecían más respetables que todas las togas de armiño que desfilaban orgullosas y guerreras por los claustros de las universidades alemanas. ¡Qué tranquilidad para el mundo si desapareciesen sus portadores!

Cuantos contemplaban la escena envidiaban la suerte del hombrecillo, el cual, cogiendo el caballo por la brida, se montó en él. ¡Pero cuál no sería la estupefacción general, y sobre todo la de Riffi, cuando vieron al noble bruto emprender una carrera desenfrenada en dirección de las tropas alemanas! El sastrecillo levantaba al cielo las manos, implorando a Dios y a todos los santos.

Si las líneas de ferrocarriles que la ligan con el interior de Suiza y de Francia y con las comarcas alemanas y francesas del Rin, le dan á Basilea tan considerable movimiento, su industria propia y de concentracion y sus institutos de crédito y especulacion variada multiplican la animacion de la ciudad.

No penséis en aquella arenilla blanca y dulce a la mirada, que tapiza los cuartos en las aldeas alemanas y flamencas, perfectamente cuidada, el piso en que se marcaba el paso furtivo de Fausto al penetrar en la habitación de Margarita; el piso hollado por los pies de Hermann y Dorotea.

Ningún lujo, ninguna preocupacion de ostentacion artística ó palaciega! Tal parecia como si el palacio fuese una residencia de simples bourgeois alemanes. Confieso que, si bajo el punto de vista artístico quedamos muy descontentos, el espectáculo nos gustó mucho como rasgo indicativo de las costumbres alemanas.