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Las de Pajares dejaron que se alejase la cabalgata con su estruendo de tamboriles y dulzainas y siguieron su marcha por las calles cubiertas con espesa capa de arena para el paso de las rocas. A la hora de la comida llegó Andresito a casa de las de Pajares. Lo enviaban sus papas para hacer el ofrecimiento de todos los años. Ya se sabía que el balcón de Las Tres Rosas era el mejor del Mercado.

La joven volvió también el rostro. Sus ojos se encontraron y sonrieron. Después, cogidos por los dedos, caminaron en silencio. Poco a poco iban acortando el paso. Al cruzar por delante de un caserío, les salió al encuentro un perro ladrando. Bastó que Andrés se bajara a coger una piedra para que el can se alejase. Este suceso les sirvió de tema para charlar algunos momentos.

Su deseo era verse sola, que Isidro se alejase; y, sentada en el viejo silloncito que su amante ocupaba al escribir, permanecía inmóvil horas enteras, contemplando con fijeza hipnótica su vientre desmesurado, monstruoso, que subía y subía, tirando de las faldas, dejando al descubierto sus hinchados pies.

Quería ser olvidada por él; aquella entrevista sólo había sido para suprimir todo lo que quedaba entre los dos como rastro del pasado... Y dejó que se alejase. A partir de este día, la existencia del príncipe carecía de objeto.

Cuando la tuvo hecha bajó cautelosamente hasta la puerta del jardín y salió de casa. Atravesó el parque, atravesó el bosque y en pocos minutos se encontró a campo raso. Emprendió por los senderos el camino de Zarzalejo para montar allí en el primer tren que le alejase de Madrid. Cuando hubo caminado algún tiempo se detuvo y volvió los ojos hacia su casa.

Aléjase Diego arrepentido; pero entonces el mismo Don Gil, que desde fecha muy anterior lucha con el amor á Lisarda, sucumbe de pronto á la tentación: se aprovecha de la escala arrimada á la ventana; entra dentro, y, en lugar de Don Diego, se precipita en los brazos de la bella Lisarda.

Pocos minutos tardó en oír el chapoteo de los remos y en percibir el bulto del esquife. Así que encalló, se apresuró a saltar en él; pero antes de que Úrsula lo pusiese otra vez a flote y se alejase de la orilla, tuvo cuidado de sacar un fósforo y mantenerlo encendido hasta que se concluyó.

Pero las manos, que fray Luis tenía escondidas en las mangas de su hábito, estaban crispadas, y sus uñas se ensangrentaban en sus brazos. Y no contestó á la reina, porque estaba retando con su espíritu; porque estaba pidiendo á Dios alejase de él la tentación.

¡Las lágrimas que me hizo verter ese maldito en los meses que estuve en casa hasta que volví al convento! Me puso un reglamento más estrecho que el del colegio. Desde que me levantaba hasta que me iba a la cama, no tenía un momento mío. Ahora quiso hacer lo mismo... ¡pero ya me lo he sabido sacudir!... Bueno añadió, haciendo un gesto con la mano, como si alejase ideas enfadosas de la mente.

Oh, no señor; precisamente soy de la opinión contraria repuse con la mayor viveza, anhelando que la disconformidad de pareceres alejase de la intolerable y odiosísima amistad que quería manifestarme el inglés . Creo que las autoridades españolas hacen bien en no consentir que desembarquen los ingleses. En Cádiz hay guarnición suficiente para defender la plaza. ¿Lo cree usted? me preguntó.