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¡Por la Virgen, huid! exclamó , ¡huid! los aduaneros me persiguen; hemos sido traicionados por el marino Punto. El ha indicado el lugar del desembarque al alcalde de Vejer; le ha prometido matar al gitano y le ha prometido además aumentar el desorden que produciría su muerte, largando las amarras de la tartana para dar tiempo a los aduaneros de llegar y de cortaros la retirada.

Todos los monstruos, tanto españoles como extranjeros, conocían de oídas a nuestro retirado coronel, y en cuanto ponían el pie en Sarrió, a su casa iban a llamar. El los acompañaba a ver al alcalde, los presentaba en el Saloncillo, los recomendaba al propietario del almacén donde pensaban exhibirse, y casi siempre encabezaba la suscripción para pagarles el viaje.

Pongo en su conocimiento que el dia primero del precente mes dirigi á Vd. una comunicación en la que ponía en su conocimiento que el día 31 del mes pasado le hecijí al teniente coronel Vicente Amaya que me hisiera entrega de esta brigada haciéndole entrega del diploma que se tuvo abien entregarme para dicho Sr. osponiéndose el señor Amaya aserme la entrega del alchivo de esta brigada, porque dice que es de su propiedad ciendo insierto que ese alchivo ha sido cojido en case del alcalde del barrio Sr.

Porque, si va a decir verdad, que en fin es hija de Dios, quiero que sepa el señor alcalde que nosotros no somos cautivos, sino estudiantes de Salamanca, y, en la mitad y en lo mejor de nuestros estudios, nos vino gana de ver mundo y de saber a qué sabía la vida de la guerra, como sabíamos el gusto de la vida de la paz.

Creo le dijo que actualmente soy el hombre de más influencia de España. ¿Qué quiere usted ser? ¿No tiene usted ambiciones? Actualmente soy casi rico; mi mujer lo es también... ¿De dónde es usted? De Urbia. ¿Quiere usted que le nombremos alcalde de allá? Martín reflexionó. , eso me gusta dijo. Pues cuente usted con ello. Mañana por la mañana hay que estar aquí. ¿Van a ir tropas por Zugarramurdi?

Después de durar largo tiempo esta confusión, y cuando el alcalde no sabe qué hacer, el agente del Prior de Ocrato revela de improviso todo el enredo, esperando escapar así del castigo que le aguarda.

MERLÍN. ¡Á se me ha faltao! CLETO. ¡Yo quiero lo que es mío! DON SILVESTRE. Por eso te vas á llevar un par de guantadas. CLETO. ¿Lo oye usté, señor alcalde? Visto, que el único testigo que presenta del caso sabe tanto como el Cleto Rejones.... MERLÍN. Pido la palabra. ALCALDE. ¡Silencio!

¿Y no se puede levantar esta baldosa? indicó ella, pisando fuerte en ella. ¿Esta baldosa? repitió Deogracias, poniéndose de pie y mirando a su ama como se mira a la persona de cuya razón se duda . Por poderse... avisando al Ayuntamiento... El teniente alcalde Sr. Aparisi, es vecino de casa... Pero...

D. Félix Casamayor, se dijo: Que no contempla necesaria la subrogacion del mando, pero que para conciliar los intereses del pueblo con los de la buena y sana administracion de justicia, bastará se den por adjuntos al Exmo. Sr. Virey los Señores Alcalde de primer voto y Síndico Procurador de esta Exma.

Iré á comer esta tarde á casa de la Dorotea, y de tal manera me mostraré amigo del duque, que acabará de creerme y me dará tiempo suficiente para dejarle burlado. Ahora volvamos junto á la pobre loca Dorotea, y concluyamos por aquel lado con lo que debemos á nuestro corazón. Pero al entrar en la calle Ancha de San Bernardo, Quevedo vió venir hacia él un alcalde de casa y corte con sus alguaciles.