United States or Saint Vincent and the Grenadines ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al leer esto el licenciado Sarmiento, le bailaron los ojos de alegría. Porque el licenciado Sarmiento era alcalde en cuerpo y en alma, y se alegraba de los delitos, como los médicos se alegran de las enfermedades, los clérigos de los entierros, y los sepultureros de los muertos. La alegría le hizo detenerse un momento, y luego prosiguió: «Un hombre ha sido asesinado á traición.

Pero, entonces no había quien dudase ni por asomo, de la eficacia de aquellos privilegiados seres, que vivían y holgaban á costa de los crédulos con su lucrativo oficio, entre los cuales contábase nada menos, que con el Cabildo y Regimiento sevillanos, como prueba el siguiente documento: «Por carta de la çibdad firmada de juan fernández alcalde e de mendoça e alonso fernández e alonso lopez escribano fecha 22 noviembre de 1441 años por la qual mando al dho. mayordomo que de ende luego a pero alonso saludador o al que les oviere de aver por el quinientos mrs. que la deha. çibdad le mandó dar por el afan e trauajo que a pasado e pasa en curar de las personas que estauan dotadas de rauía en la dha. çibdad e en su tierra los quales con la ayuda de dios todos guarecían de que se sigue mucho prouecho e bien al comun de la dha. çibdad e que tome del su carta de pago ... etc. .

Tal soy dijo el licenciado. Pues tomad este pliego y enteráos de él en servicio del rey y de la justicia. Tomó el alcalde el pliego, y apenas le hubo tomado, cuando el desconocido, volviéndole rápidamente la espalda, dió á correr con una velocidad maravillosa. ¡Síganle y agárrenle! gritó el alcalde.

Levantóse y se dirigió hacia la puerta seguido del grupo de los usuarios. El mismo alcalde se batió en retirada y dejó sólo al inspector general.

Creyóse allí por un momento en salvo, pero los alguaciles de don Cándido, que le habían visto, le intimaron á rendirse; el otro intentó defenderse desde el solar, pero á la postre, haciéndose cargo de su situación, saltó á la calle, y allí echóse á los pies del alcalde cuando mandó dispararle, así como á la mujer que en la casa estaba y que resultó ser su esposa, Ana de Córdoba.

Para ello Belinchón había tomado a su servicio al notario Sanjurjo, que constantemente le acompañaba a las sesiones, levantaba actas y más actas de las arbitrariedades del alcalde, que pasaban al juzgado y allí se estancaban gracias a la mala voluntad del juez.

Por consiguiente, a imitación de su modelo, había procurado sacar al alcalde de la senda del progreso, para introducirlo en la del conde de Almaviva; pero en primer lugar, como el alcalde era casado, habría sido difícil encontrar en Villamar una Rosina que hubiera querido pasar por aquel inconveniente.

Desde hacía tiempo, los pescadores, al señalar la presencia de una canoa que cruzaba por la noche a la vista de los muros del convento, habían despertado las sospechas del alcalde; fueron apostados unos cuantos hombres detrás de las rocas, se espió los pasos del gitano; fue seguido, se le vio abordar, lanzar la escala, y cuando creyeron, por la tensión de las cuerdas, que él subía, las cortaron por fuera, y ocurrió lo que ya sabéis.

En el partido de la Iraya, y entre Guinobatan y Oás, se encuentra el pueblo de Ligao. Está situado en un extenso y hermoso valle á la derecha del río Cabilogan, siendo su clima templado y agradable. Dista de Guinobatan 12 km., 6 de Oás y 42 de Tabaco por el nuevo camino que recientemente se ha construido, bajo la inteligente iniciativa de su último Alcalde mayor D. Joaquín Beneyto.

El Alcalde rompió los parches que cubrían las urnas, que eran unas tripudas y relucientes bangas, obras perfectas de alfarería, llamadas en aquel día á contener dentro de su frágil barro la futura suerte del pueblo, por más que fuesen más tarde relegadas al último rincón del sajig de la cocina, ocupando la morisqueta ó el atole aquellas entrañas de barro, que albergaron los nombres de tanto, y tanto cabeza de ... barangay.