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Dos días estuvieron en aquel lugar los peregrinos, volviendo a enterarse en lo que les faltaba, y Bartolomé se acomodó de bagaje, los peregrinos agradecieron al cura su buen acogimiento y alabaron los buenos pensamientos del jadraque, y, abrazando a Rafala, se despidieron de todos y siguieron su camino.

Ya el primer alcalde, manso y piadoso, blando y compasivo, dijo: No quiero que vayan a vuestra casa, sino a la mía, donde les quiero dar una lición de las cosas de Argel, tal, que de aquí adelante ninguno les coja en mal latín en cuanto a su fingida historia. Los cautivos se lo agradecieron, y los circunstantes alabaron su honrada determinación.

Leyendo una vez Arias, para , una carta en el escenario del Teatro de Madrid, tuvo suspenso al auditorio largo tiempo, expresando sus emociones al leerla, y por último, lleno de ira, rompió la carta y comenzó á declamar versos muy vehementes. Y todos lo alabaron y convinieron en que, en dicho día, conquistó mayor admiración accionando que declamando. Caramuel, Primus Calamus, tomo II, pág. 706.

Don Diego y su hijo le alabaron su honrosa determinación, y le dijeron que tomase de su casa y de su hacienda todo lo que en grado le viniese, que le servirían con la voluntad posible; que a ello les obligaba el valor de su persona y la honrosa profesión suya.

La vieron las doncellas, y la llamaron bienaventurada; las reinas y las concubinas, y la alabaron. 13 Vuélvete, vuélvete, oh sulamita; vuélvete, vuélvete, y te miraremos. ¿Qué veréis en la sulamita? Ella será como una multitud de tabernáculos. 3 Tus dos pechos, como gemelos de gama.

La cofradía de los sacerdotes naturales de Madrid, á la cual pertenecía Lope, así como los cómicos de la capital, celebraron también sus funerales, pronunciándose en ellos oraciones fúnebres. Los sacerdotes lo alabaron como á santo, diciendo que era tan superior por su ingenio á todos los clásicos de la antigüedad, cuanto por su religión á los paganos.

4 Bebieron vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera, y de piedra. 6 Entonces el rey se demudó de su color, y sus pensamientos lo turbaron, y se desataron las ceñiduras de sus lomos, y sus rodillas se batían la una con la otra. 7 El rey clamó en alta voz que hiciesen venir magos, caldeos, y adivinos.

12 Y dijeron: Devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como dices. 13 Además sacudí mi vestido, y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su hacienda a todo varón que no cumpliere esto, y así sea sacudido y vacío. Y respondió toda la congregación: ¡Amén! Y alabaron al SE

15 También la vieron los príncipes del Faraón, y se la alabaron al Faraón; y fue llevada la mujer a casa del Faraón, 16 que hizo bien a Abram por causa de ella; y tuvo ovejas, y vacas, y asnos, y siervos, y criadas, y asnas y camellos. 17 Mas el SE

Nunca le alabaron en Villaverde por liberal y desprendido, elogio que fácilmente se consigue en mi querida ciudad natal, donde la generosidad y el desprendimiento no son virtudes muy al uso, antes solían tacharle de egoísta y codicioso. Pero muy bien, y muchos no lo ignoran, que no era duro de corazón, ni muy cerrado de bolsillo.