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Por desinteresado que uno sea en la cuestión, es imposible no sentir cierta curiosidad ante una persona tan extraordinaria. Ayer en la noche, mientras que el viejo Alain, de quien soy favorito, me servía mi solitaria comida, le dije: ¡Qué lindo día ha hecho hoy, Alain! ¿Ha paseado usted? , señor: esta mañana salí con la señorita. ¡Ah! ¿Pero el señor no nos ha visto pasar? Es probable.

¡Ah, señor! dijo la duquesa, que había dejado el velón, volviendo y juntando las manos ; ¡cuando pienso que un traidor puede llegar hasta aquí impunemente!

El cadáver se dejaba destrozar, el buitre se hartaba de carne, y como no me era posible darle la vida para que se volviese contra su verdugo, y como la corrupcion venía lentamente, he atizado la codicia, la he favorecido, las injusticias y los abusos se multiplicaron; he fomentado el crímen, los actos de crueldad, para que el pueblo se acostumbrase á la idea de la muerte; he mantenido la zozobra para que huyendo de ella se buscase una solucion cualquiera; he puesto trabas al comercio para que empobrecido el país y reducido á la miseria ya nada pudiese temer; he instigado ambiciones para empobrecer el tesoro, y no bastándome esto para despertar un levantamiento popular, he herido al pueblo en su fibra más sensible, he hecho que el buitre mismo insultase al mismo cadáver que le daba la vida y lo corrompiese... Mas, cuando iba á conseguir que de la suprema podredumbre, de la suprema basura, mezcla de tantos productos asquerosos fermente el veneno, cuando la codicia exacerbada, en su atontamiento se daba prisa por apoderarse de cuanto le venía á la mano como una vieja sorprendida por el incendio, aquí que vosotros surgís con gritos de españolismo, con cantos de confianza en el Gobierno, en lo que no ha de venir; aquí que una carne palpitante de calor y vida, pura, joven, lozana, vibrante en sangre, en entusiasmo, brota de repente para ofrecerse de nuevo como fresco alimento... ¡Ah, la juventud siempre inexperta y soñadora, siempre corriendo trás las mariposas y las flores! ¡Os ligais para con vuestros esfuerzos unir vuestra patria á la España con guirnaldas de rosas cuando en realidad forjais cadenas más duras que el diamante! ¡Pedís igualdad de derechos, españolizacion de vuestras costumbres y no veís que lo que pedís es la muerte, la destruccion de vuestra nacionalidad, la aniquilacion de vuestra patria, la consagracion de la tiranía! ¿Qué sereis en lo futuro?

Decís, don Federico observó la marquesa , que en España cada cual está satisfecho con lo que le ha tocado en suerte. ¡Ah doctor! ¡Cuánto siento decir que ya no somos en esa parte lo que éramos!

¡Ah, !... Ni me había fijado siquiera... Creo que me preguntaba por mi sobrinito. Está bien; pero otra vez, cuando te pregunte por tu sobrinito, procura que yo no esté delante manifestó el guapo con calma amenazadora. María quedó turbada y balbució con timidez: ¿Por qué?... No entiendo... Hijo, por cualquier cosilla te remontas... No hablemos más. Ya te he dicho lo que hace al caso.

Durante, ese tiempo, los niños, que parecían aterrados por la presencia del inspector, concluyeron pronto de comer las castañas y el queso blanco. ¡Y siempre agua, sólo agua en la mesa! Sin embargo, ¡hubiera venido tan bien un trago de vino a los pequeños! ¡Ah, miseria!

En el de Nuestra Señora de Atocha... extramuros... ¡ah! y no me acordaba... esperad, esperad un momento. Y la dama salió y volvió al poco espacio con otro papel.

Y su caballo llevaba, al menos, una tercera parte de la carga de la tartana. ¡Ah! ya caigo dijo el fraile a quien el signo del gitano había asustado mucho , ya caigo; el señor capitán se queda con nosotros, porque conoce una salida secreta que puede ayudarnos a salir de esta ensenada sin necesidad de subir por ese camino, tan alto como la escala de Jacob.

Pero si esa persona no apareciese, todos esos bienes serán suyos y de mi hermana. Háganos el favor de explicarnos eso dijo Fernando. ¡Ah! Es un grande y terrible secreto, que sólo ustedes conocerán... Pero , es necesario... es necesario que sea antes de mi muerte, ¡y ésta está muy próxima!... No me interrumpan, pues dijo la Condesa notando la emoción de su hermana.

Es una alcurnia noble de Cataluña. ¿Ha estado usted en Cataluña?... Quizás haya usted conocido al conde de Miralcamp, que es Aransis, al alcalde de Cervera, que es D. Raimundo Aransis. También conozco yo en Solsona una monja Aransis, que es hermana de Paquita. ¡Ah! , la conozco dijo Salvador prontamente, herido por vivísimos recuerdos.