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En aquel momento apareció don Juan, y dió diez doblones al señor Melchor. ¿Y qué es esto?-dijo todo turbado el pobre diablo, que en su vida había visto tanto oro junto, por más que fuese poco. Eso es vuestro trabajo. ¡Mi trabajo, señor! Debo agradeceros el que no me hayan engañado. Muchas gracias, señor. Y como ya no os necesito, podéis iros. Que Dios os guarde, señor.

Al pasar junto a Rafael, este le dijo al oído, aplicando las palabras de la fábula del cuervo de De la Fontaine: Si el gorjeo es como la pluma, es el fénix de estas selvas. ¡Cuánto tenemos que agradeceros dijo la condesa a María vuestra bondad en venir a satisfacer el deseo que teníamos de oíros! ¡El duque os ha celebrado tanto!

Lo seréis, porque á más de vuestro tío os ayudaré yo. ¡Vos! , yo... ¿pues no sabe todo el mundo que soy la querida del duque de Lerma, y que su excelencia me quiere tanto, que hace todo lo que yo quiero? Temería abusar de vos. ¡Bah! yo debo agradeceros el que me hayáis mirado tan bien. Mejor os agradecería el que no me miráseis mal. ¿Y por qué? no tengo motivo... os aprecio... Más quiero...

Pido esto con esta mansedumbre y sosiego, porque tenga, si lo cumplís, algo que agradeceros; y, cuando de grado no lo hagáis, esta lanza y esta espada, con el valor de mi brazo, harán que lo hagáis por fuerza.

Si don Eugenio ponía cara de perro a las peticiones, surgía la protesta en la rapaz parentela que tanto le quería. ¡Id allá, granujas! gritaba el comerciante . ¿Qué os debo yo para que vengáis a saquearme? Nada tengo que agradeceros, como no sea haberme abandonado en medio de esa plaza.

Silas, siempre cohibido cuando le dirigían la palabra «superiores» tales como el señor Cass hombres grandes, poderosos, de tez fuertemente encendida y que se veían sobre todo a caballo , respondió con alguna dificultad: Señor, tengo que agradeceros ya muchas cosas. En cuanto al robo, no lo considero como una pérdida para .

Teníamos intención, mi hermana y yo, de bloquearos esta noche después de comer, en un rincón del salón, y entonces mi hermana tomaría la palabra para deciros lo que voy a tratar de expresaros a nombre de las dos. Pero estoy algo conmovida... No os riáis, que es muy serio. Queríamos agradeceros las dos, porque desde nuestra llegada os habéis mostrado tan amable, tan bueno, tan cariñoso, tan...

¡Por Dios! señorita, yo soy quien debe agradecer... ¡Oh! no me interrumpáis... vais a enredarme, y no sabré salir del paso. Además, sostengo que nosotras debemos agradeceros a vos; pues llegamos aquí como dos extranjeras, y en el acto tuvimos el placer de encontrar amigos, , amigos.