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Esta frase dio fin a la conversación por aquel día. Hace un mes próximamente asistí yo a una de estas reuniones. A última hora se había hablado ya de tantas cosas que, agotados los temas, vínose a tratar de amor. A la sazón, la conversación se había hecho general y entre los grupos cruzábanse algunas palabras sueltas. ¿Quién habla por ahí de amor? preguntó el conde de M...

Todos los resortes de la maquinaria novelesca parecen flojos y mortecinos de tanto funcionar; todas las situaciones emocionantes, todos los caracteres salientes, todos los tipos de humanidad, están casi agotados. La originalidad novelesca va siendo cada vez más ilusoria.

Coleta, agotados los elogios al intrépido cazador, cuyas hazañas conocían mejor que él los que le escuchaban, iba ya a emprender el camino hacia Madrid, cuando su instinto de parásito le hizo fijarse en un carro descubierto que avanzaba con lento balanceo sobre los relejes de la carretera.

Pero como estas promesas no logran domar a las potencias hostiles del Océano y la carabela se tumba, falta de lastre una imprevisión del Almirante , y los bastimentos de comida están casi agotados, hacen el voto de ir todos, apenas lleguen a tierra, en procesión y en camisa hasta la primera iglesia que encuentren bajo la advocación de la Virgen.

El griego se esforzaba por ocultar su cólera, jugando y perdiendo como un simple «punto». Le era imposible gritar «¡bancohasta que empezase otra talla, quedando agotados los naipes del doble cajoncito. Pero continuaba en su puesto, con una arrogancia de domador, convencido de que al fin llegaría á sujetar á la burlona casualidad.

Urquiola la enteraba de todas las fiestas que proyectaban los padres de la Compañía para entretener y conservar bajo su dominio á una sociedad ociosa y opulenta; pero una vez agotados estos temas, la joven se alejaba de él y permanecía silenciosa, como abroquelada por la instintiva repulsión que parecía inspirarle el famoso discípulo de Deusto.

Después del hombre grande, todo hombre es chico. Uno solo falta, y se necesitan cien mil para llenar su vacío. ¡Y aún! Expirado el reino del hombre, entran los hombres. Agotados los hechos, nacen las palabras. ¡Si habrá épocas de palabras, como las hay de hombres y de hechos! ¡Si estaremos en la época de las palabras!

Capítulo X Las recetas de Miquis Día de prueba fue el siguiente. No sólo estaban agotados todos los recursos, sino también todas las combinaciones para vencer los apuros del momento. No había crédito, no había materia pignorable. ¡Oh situación horrible! Faltaba ya de un modo absoluto el sustento. Isidora, Riquín y D. José tenían hambre.

Mis esfuerzos estaban agotados y como un edificio levantado por milagro, una mañana, al despertar, sentí que mi valor se derrumbaba. Pretendí recordar una idea perseguida el día antes: ¡imposible! Vanamente me repetía ciertas frases de disciplina que me aguijoneaban alguna vez, como se estimula a los caballos de tiro que se plantan. Había llegado el verano. En las calles brillaba un hermoso sol.

Al regresar hacia las casas y agotados casi los temas, que el paseo sugería, Lorenzo dijo: Todo esto es muy interesante; pero lo mejor que he encontrado hasta ahora para , es Baldomero, ¡qué gran tipo! ¿Más interesante que la «Pampita»? le preguntó Melchor sonriéndose. No para Ricardo, sin duda; pero para y agregó: Ricardo está enamorado de la Pampita; pero yo lo estoy de Baldomero.