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Á estas palabras que le recordaban la afrenta recientemente sufrida, Clementina cambió de color, y con voz agria dijo: Primo, te felicito: llevas bien la blusa. ¿Qué sabes , si no me has visto? Me lo han dicho. ¿Quién? ¿Ese canalla de Bobart? Ese ... ¡tranquilízate; no le verás más! Después de su mala suerte, no lo dudo.

Y no sólo hace usted eso, sino que me afrenta y me clava el puñal por la espalda. ¿Quién es más honrada, señora, usted que le entrega su hija por dinero, ó yo que me he entregado á él por amor? La sorpresa los había clavado á todos á la silla; pero repuestas las Cardenalas, al instante se levantaron como fieras para arrojarse sobre la intrusa.

El ceder es debilidad, el volver atras cobardia; el faltar al deber es manifestar miedo, es someterse á la afrenta. El hombre de intencion recta y corazon puro, pero pusilánime, mirará las cosas con ojos muy diferentes. «Hay un deber que cumplir, es verdad; pero trae consigo la muerte de quien lo cumpla, y la orfandad de la familia.

5 Mas toda mujer que ora o profetiza no cubierta su cabeza, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado. 7 Porque el varón no ha de cubrir la cabeza, porque es imagen y gloria de Dios; mas la mujer es gloria del varón. 9 Porque tampoco el varón es creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.

Pero ni derramó lágrimas ni la vida se escapó de su cuerpo ante esta afrenta, como era su deseo... Se vió con los dos cubos en las manos llenándolos en el foso, yendo luego á lo largo de la fila de hombres, que abandonaban el fusil para sorber el líquido con una avidez de bestias jadeantes. Ya no le causaba miedo la estridencia de los cuerpos invisibles.

Avanzan como los vientos las navecillas ligeras, y presto en Máctan embisten de la playa las arenas: Hernando de Magallanes dictó consigna severa y desembarcan los bravos de sombras con apariencias; porque tal es el silencio, que no se mueve una lengua ni para alzar sus ruidos tienen las armas licencia, y de los mismos esquifes enmudecen las maderas y hasta las olas acallan el rumor de la marea; que las órdenes de Hernando no quieren desobediencias...! Es todo inutil; al punto se oyen las voces aquellas agudas, desapacibles, que repetidas se alejan lo mismo que las del eco volando de sierra en sierra, con las que anuncian los indios, habiendo ocurrido apenas la cautelosa llegada de la falange extranjera; mostrando con sus aullidos y con vivir tan alerta, que nunca abrigaron duda, antes tuvieron certeza de que los de España irían a castigar la insolencia del altanero cacique; sin afligirles más pena que no poder de los tiempos quebrantar la ley suprema, acelerando las horas, para sus ansias tan lentas! que han de aguardar impacientes antes de lavar su afrenta.

10 Abrieron contra su boca; hirieron mis mejillas con afrenta; contra se juntaron todos. 11 Me ha entregado Dios al mentiroso, y en las manos de los impíos me hizo temblar. 12 Próspero estaba, y me desmenuzó; y me arrebató por la cerviz, y me despedazó, y me puso por blanco suyo. 13 Me cercaron sus flecheros, partió mis riñones, y no perdonó; mi hiel derramó por tierra.

45 Has acortado los días de su juventud; le has cubierto de afrenta. 46 ¿Hasta cuándo, oh SE

Llevaban consigo hijos y mujeres, testigos de su gloria, ó afrenta, y como los Alemanes en todos tiempos lo han usado, el vestido de pieles de fieras, abarcas, y antiparas de lo mismo. Las armas una red de hierro en la cabeza á modo de casco, una espada, y un chuzo algo menor de lo que se usa hoy en las compañías de arcabuceros, pero la mayor parte llevaban tres ó cuatro dardos arrojadizos.

Las acciones del Banco se las comerán hijo y madre en un par de años, y con el rédito de los treinta mil reales no tienen ni para sopas. Lo que es dinero de Maxi no lo han de ver, de eso respondo, porque sería el colmo de la afrenta y de la tontería... Nada, nada; que yo doy la campanada gorda, siempre y cuando el señorito ese no le señale el estipendio en el término de un mes.