United States or Venezuela ? Vote for the TOP Country of the Week !


Bien se puede afirmar que el poder de los elementos, sojuzgado y hechizado por la confianza magnánima de nuestros navegantes, se complació en favorecerlos, haciendo fácil y rápido su viaje. Pronto, casi siempre a la vista de la extensísima costa, llegaron al extremo sur del continente negro.

Quien fue capaz de todo esto es capaz también de todas las hazañas y digno de las victorias y de los triunfos. Sólo de la fortuna, sólo de las circunstancias exteriores, y no de la virtud del alma, depende que en realidad se logren o que sólo se logren en sueños. Eres injusto al afirmar que me he burlado de ti.

Por fin, Santa Cruz, tratando de rehacer su destrozado amor propio, negó unas cosas, y otras, las más amargas, las endulzó y confitó admirablemente, para que pasaran, terminando por afirmar que el chico era suyo y muy suyo, y que por tal lo reconocía y aceptaba, con propósitos de quererle como si le hubiera tenido de su adorada y legítima esposa.

Para convencerse de la influencia, que tuvo Lope de Vega en afirmar en su terreno propio el arte dramático español, basta comparar la forma de su diálogo con la de sus predecesores. Si consultamos las obras de Juan de la Cueva y de Virués, á las cuales siguen inmediatamente las suyas, ¡cuán inflexible nos parece el estilo de los primeros, y cuán poco apropiado al que exige el drama!

Para afirmar que ninguna lo puede ser, es necesario probar que lo mismo se verifica de la extension: pues de otro modo la proposicion negativa: «ninguna propiedad de la substancia finita es infinita» no podria establecerse.

No te inquietes, querida mía y el señor Aubry para tranquilizar a su esposa trató de afirmar la voz: estoy mejor. Pero quisiera acostarme. Jaime, hazme el favor de telegrafiar a Juan que venga inmediatamente; lo necesito. Y como Jaime comprendiera que su padre estaba agitado por una preocupación grave, se apresuró a tranquilizarlo.

Inspirábanle gran respeto los dos jóvenes, hasta el punto de hacerle afirmar que don Isidro y doña Feli eran las únicas personas decentes que habitaban en las Cambroneras. Adelante, Pepe decía Maltrana cuando, cerrada la noche, sonaba un golpe en la puerta. Y Pepe se presentaba llevando en las manos un lápiz y un rústico talonario de papel de barbas.

Tal vez me acusen las apariencias. En realidad, no hay culpa, ni falta, ni desdoro en lo que he hecho. Mi yerno será un señor muy noble, pero yo no lo soy, y al tratarme con los plebeyos, me trato con mis iguales. Sólo se puede exigir de que sean decentes las personas que trato, y no hay el menor motivo para afirmar que las Juanas no lo sean.

-Si os la mostrara -replicó don Quijote-, ¿qué hiciérades vosotros en confesar una verdad tan notoria? La importancia está en que sin verla lo habéis de creer, confesar, afirmar, jurar y defender; donde no, conmigo sois en batalla, gente descomunal y soberbia.

El que está instruido en la Historia Filosófica sabe que esto es verdad. ¿No fuera mejor confesar la ignorancia de una cosa que hasta ahora no se ha podido alcanzar, que engañar con arrogantes y vanos discursos á los incautos? Una de las cosas en que se conocen los grandes talentos es la confesion ingénua de lo que ignoran, y el cuidado que ponen en no afirmar lo que todavía no está descubierto.