United States or Morocco ? Vote for the TOP Country of the Week !


Se marchaba: salía inmediatamente acompañando á su madre. ¡Adiós!... Y nada más. El pánico hacía olvidar muchos afectos, cortaba largas relaciones, pero ella era superior por su carácter á estas incoherencias de la ansiedad por huir. Julio vió algo inquietante en su laconismo. ¿Por qué no indicaba el lugar adonde se dirigía?...

Alcánzala, busca; el corazón te dirá cuáles son los afectos de tu amada. Nada. El amante sigue pidiendo a suspiros y gemidos las tiernas prendas, y la trapera sigue pobre su camino. Todo por no entenderse. ¡Cuántas veces pasa así nuestra felicidad a nuestro lado, sin que nosotros la veamos!

Y fue ella la que olvidando su enfado se expresó con más calor aún que su novio. Le quería tanto como a su padre. Era otro modo de querer, pero estaba segura de que puestos en una balanza los dos afectos, no se diferenciarían en nada. Su hermano conocía mejor que ella la vehemencia con que amaba a Rafael. ¡Así se burlaba Fermín, cuando venía a la viña y le hacía preguntas sobre su noviazgo!...

No hablo de la maestría del pincel. El alma, un alma muy llena de grandes afectos y de grandes verdades, es el pincel que pinta cuadros como el que miro. Vuelvo los ojos á otro lado, porque no quiero decir más. Sólo añadiré dos palabras acerca de su historia. Cierto convento de Sevilla encargó esta ASUNCION á Murillo.

Sus ojos, como los de Laura, inspiran platónicos y casi místicos afectos, y hacen que un moro, como Ibn Zeidun, escriba canciones más finas que las del Petrarca, merced a la princesa Walada, que era asimismo poetisa.

Nada finito, nada perecedero puede bastar a la necesidad de amar que me atormenta. Es preciso que yo relaje, ya lo ves , que yo rompa todos los lazos que me atan a los afectos de un día, para situarme en este camino seguro del cual mi vida es la fatigosa preparación.

Mucho antes de conocerla, ya su anhelo de ideal, apartándole de los afectos comunes, había tomado un camino casi místico hacia la adoración de aquel cierto tipo porteño cuya originalidad le asombrara y sedujera como una fina revelación.

Aunque emparentado con los mismos Borbones y con toda la nobleza antigua, no mantenía con sus parientes más que ceremoniosas relaciones de etiqueta; chocábale la excesiva familiaridad propia de las cortes modernas. Reservando en el fondo de su corazón tesoros de ternura, creía torpe derrocharlos en afectos pasajeros y advenedizos. Por eso vivía retraído y hasta huraño, en su palacio de familia.

¡El vino! ¡El mardito vino! decía María de la Luz con expresión de cólera, haciendo al líquido de oro responsable de su desgracia. , el vino repetía Fermín. Y con el pensamiento evocaba a Salvatierra, recordando sus anatemas a la maléfica divinidad que regulaba todas las acciones y los afectos de un pueblo esclavizado por ella.

Luego que Ticio le descubre, percibe á Crisias, y junta la nocion de enemigo, diciendo dentro de : Crisias es mi enemigo; Crisias me quiso quitar la vida; Crisias intentó quitarme la fama. Pero al mismo tiempo se le excita á Ticio la memoria del agravio y maldad de Crisias, y los afectos de ira, de odio, ú de venganza.