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Adornaron el cuarto de la enferma de blanco, lo cubrieron de sobrecamas y trajeron flores y estampas religiosas. En el momento de darle el Viático había unas mujeres en el pasillo del caserío con velas encendidas. La Shele era muy cariñosa, y sin duda de verse mimada en aquel trance, se encontraba alegre y sonriente. Por la mañana murió la pobrecilla.

Hablaban mucho de lo grande que fue Roma: celebraban el arte griego por sencillo: decían que ya eran muchas las iglesias: buscaban modos nuevos de hacer los palacios: y de todo eso vino una manera de fabricar parecida a la griega, que es lo que llaman arquitectura del «Renacimiento»: pero como en el arte gótico de la «ojiva» había mucha beldad, ya no volvieron a ser las casas de tanta sencillez, sino que las adornaron con las esquinas graciosas, las ventanas altas, y los balcones elegantes de la arquitectura gótica.

Al pronunciar estas palabras señalaba Borrén a Amparo, cuyos rojos atavíos la distinguían del círculo femenino que la rodeaba. Pues esa chica aún politiquea más que los barbudos... ¿no sabe usted...? Y el incidente del banquete fue comentado, desmenuzado, acribillado por las dos bocas masculinas, que lo adornaron con festones satíricos.

Ya ves, madre mía, me habían dicho que yo sería dichosa en el convento, pero que para esto era preciso abandonar el mundo; dije que , porque entonces aún no sabía lo que era el mundo... Y después me vistieron y me adornaron como una santa y me llevaron a una fiesta en la que un toro mató a dos cristianos así me dijeron , porque yo permanecí oculta en el regazo de mi superiora durante todo el tiempo que duró aquel horrible espectáculo... Pero de pronto, un grito de extrañeza resonó y yo levanté la cabeza... era... era él.

Vistieron á la muerta, la adornaron y la tiñeron el cabello antes de desfigurarle la cabeza á balazos. Querían, seguramente, perderte, pero no querían menos salvarse. Cesa de dudar la evidencia. Todo es seguro ya. ¿No fueron á retirar las alhajas del Monte de Piedad el mismo día del crimen? no pudiste hacerlo puesto que no tenías la suma necesaria y habías enviado á Lea la papeleta.

Nada perdonó para que saliese su obra llena de magestad y de grandeza: derramó sobre ella á raudales mármoles, alabastro, cristal, oro; recogió con avidez de entre las ruinas del antiguo imperio las columnas que adornaron algun dia los templos de los ídolos; aprovechó todos los elementos que le ofrecia lo pasado; convocó á los artistas árabes, á los europeos, á los bizantinos; y logró que contribuyeran á la construccion de tan gran monumento las religiones vencidas, las que sostenian aun la lucha con la del Profeta, los imponentes restos de la antigüedad, la ciencia de su época.

Al rayar el alba, aunque hacía viento muy frío que helaba, por ser aquí este mes el corazón del invierno, se fueron todos á bañar al río; y para hacer más alegre la fiesta, adornaron sus cabezas con hermosos penachos afeitándose el rostro con colores muy feos, imaginando crecían en belleza y hermosura, cuando parecían otros tantos diablos.

Este joven intrépido, que se acercó al polo más que ningún otro mortal, al morir ganó la corona con que adornaron su tumba las sociedades científicas de Francia: el primer premio de geografía. En su relato, que encierra hechos tan terribles, hay uno conmovedor, el cual da la medida de los sufrimientos inauditos anejos á tal viaje: hablamos de la muerte de sus perros.

Tres sugetos las otras coronaron Alli en el mesmo monte peregrinos, Con que su patria y nombre eternizaron. Tres cupieron á España, y tres divinos Poetas se adornaron la cabeza, De tanta gloria justamente dinos. La envidia, monstruo de naturaleza, Maldita, y carcomida, ardiendo en saña A murmurar del sacro dón empieza. Dixo: será posible que en España Haya nueve poetas laureados?

¡Ja! ¡ja! ¡mujer! exclamó la anciana señora alzando el dedo y moviéndolo de un modo significativo. ¿Crees que después de haber ido yo á la selva tantas veces, no me sería dado conocer á los que han estado también allí? ; aunque no hubiera quedado en sus cabellos ninguna hojita de las guirnaldas silvestres con que se adornaron la cabeza mientras bailaban.