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Pasó una hora sin que ningún incidente alterase la marcha de la lucha. El guipuzcoano abría sus perforaciones, pasando de una á otra sin levantar la vista. El Chiquito le llevaba aún un agujero de ventaja como al principio del combate. Los mineros de Bilbao continuaban en su alegría insultante. ¡Aún admitían apuestas!

Si algun cristiano quisiese hacerse mahometano, no se lo consentirás, sino que le entregarás á los de su ley para que sea juzgado, y por el contrario, si algun musulman quisiese hacerse cristiano, no permitirás que nadie se lo estorbeCuando la nacionalidad y la española podian imponer semejantes condiciones, y cuando la nacionalidad y la islamita las admitian, era prueba de que se estaba ya robusteciendo el brazo del predestinado que habia de desquiciar las puertas de bronce de la Caaba del Occidente.

Y si bien no tan aprobadas por los peritos como las Tabernarias i Atelanas: que no admitian otros personajes, que la gente comun una, i la más vil y baxa de la República la otra; bien vistas y bien oidas, al fin, de todos, porque cada una guardava constantemente sus particulares precetos, i congruencias.

Esperaban tomar algún dinero, ya sea de los jornales de sus hijos, pues se aseguraba que admitían en la mina hasta los niños de diez años, ya de la venta de las frutas, huevos, manteca, etc. Pero las mujeres aparecían unánimemente adversas á la reforma. Su espíritu más conservador les hacía repugnar un cambio brusco.

Tambien estos admitian con Kant y Condillac, que todos nuestros conocimientos vienen de los sentidos; pero tambien habian notado lo que vió Kant y no alcanzó Condillac, á saber, que las sensaciones por solas, no bastan á explicar todos los fenómenos de nuestro espíritu, y que á mas de la facultad sensitiva, era preciso admitir otra muy diferente, llamada entendimiento.

La concurrencia de los jueves se componía de un poco de todo lo de las grandes fiestas, y no se admitían presentados; «amigos de confianza» que hacían política y administración y ejército, y hasta el amor, y discreteaban, según las edades, los caracteres y los sexos; algo de tresillo, mucha murmuración al calor de la chimenea, música a ratos, alguna vez lecturas, y, en ocasiones, baile.

ciertamente. Ellos admitian: 1.º una actividad interna, que se aprovechaba de la experiencia sensible y que era excitada por ella; 2.º la necesidad de los primeros principios intelectuales y morales; 3.º una luz interior que nos hace verlos, cuando se nos presentan, y asentir á ellos con irresistible necesidad.

Eso de que Madrid se quisiera imponer en todo, no lo toleraban en la bolsa de Ronzal. Se llegó en alguna ocasión a declarar que se despreciaba la comedia porque los madrileños la habían aplaudido mucho, y «en Vetusta no se admitían imposiciones de nadie», no se seguía un juicio hecho.

Veíanse trajes caprichosos y románticos, que no admitían clasificación; uno de noche estrellada, otro de tulipán, otro de paloma viajera con una cartita al cuello. Los hombres en general no llevaban disfraz: vestían la larga y desairada levita, que sólo salía a relucir en ocasiones como ésta.

Acogido, pues, con gran entusiasmo el proyecto de regalar las banderas á la Milicia Nacional de Sevilla, se abrió la suscripción, en la que es cierto que sólo se admitían señoras, formándose una lista que fué encabezada por doña Josefa de O Denoju, hermana del jefe superior político, y por doña María de los Dolores Mendieta de Carvajal, esposa del poeta don Tomás José González Carvajal y madre del conde del Cazal, á quien todos recuerdan en Sevilla.