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Después de permanecer sentados algún tiempo en la terraza del fumadero, continuaron su marcha, llegando por segunda vez a las ventanas del salón. El público era el mismo, nadie se había movido de su lugar, pero el oficiante era otro. Monseñor estaba abajo, tomando su almuerzo, rodeado de la familia admiradora, que le incitaba a restaurar sus fuerzas después de las fatigas recientes.

¡Explicaba la formación del Gulf Stream! Nadie lo hubiese creído al ver detrás de sus lentes unos ojos acariciadores y tímidamente amorosos. Ella escuchaba con un fervor de admiradora; pero Miguel, que conocía á las mujeres, creyó adivinar su verdadero pensamiento.

A me da la idea de que ha ido en tranvía y de que está allí un poco azorado, como en una visita de cumplido. Sus personajes la anciana de la cofia, la niña que tiene el pecho de cristal, etc. le rodean, y según decía la admiradora desconocida, parece que están hablando. Parece que están hablando y hablando en prosa, y esto es lo malo, porque en escultura no se debe hablar.

Como de costumbre, jugaba al tute con la madre; como de costumbre, hablaba con Juanita en conversación general, y Juanita hablaba igualmente y le oía muy atenta manifestándose finísima amiga suya y hasta su admiradora; pero, como de costumbre también, tas miradas ardientes y los mal reprimidos suspiros de don Paco pasaban sin ser notados y eran machacaren hierro frío, o hacían un efecto muy contrario al que don Paco deseaba, poniendo a Juanita seria y de mal humor, turbando su franca alegría y refrenando sus expansiones amistosas.

Luego que hubimos satisfecho los primeros conatos de admiradora curiosidad, paseando los ojos tardíamente sobre aquel grandioso panorama del arte humano, no del arte francés, digimos á nuestro necesario fiacre que nos llevara al arco de la Estrella. Un coche es aquí un personaje de primera categoría, la gran carta de recomendación y el gran amigo del extranjero.

Hasta que mi hija llegó a tener ocho años, como apenas exigía otro cuidado que el de su corporal desarrollo, cuidado harto leve porque mi hija se ha criado con excelente salud, ora pensando yo en distraerme, ora anhelando hacerme apta para contribuir a su educación, he leído muchísimo y casi sin sentir me he convertido en marisabidilla. Soy franca admiradora de la literatura francesa.

Fué entusiasta admiradora de los toros. Por milagro dejaba de asistir a una corrida desde su palco, ataviada con la consabida mantilla blanca y los consabidos claveles rojos. Y discutía las suertes, y fulminaba censuras, y tributaba aplausos, y era tenida entre los aficionados por acérrima y fervorosa lagartijista.

Pasaba por romántica entre las amigas, quizá porque poseía alguna más inteligencia y corazón que la mayor parte de ellas. Era admiradora del talento: le repugnaban los seres prosaicos que constituían casi la totalidad de las relaciones de su padre. Idolatraba la memoria de su marido a quien había adorado en vida como a un hombre superior, eminente.

Jamás sus desnudos hombros, sus brazos de marfil sirviendo de fondo a negro encaje bordado y bien ceñido; jamás su espalda de curvas vertiginosas, su pecho alto y fornido, y exuberante y tentador, habían atraído así, ni con cien leguas, la atención y la admiración de un pueblo entero, por más que los luciera en bailes, teatros, paseos y también procesiones.... ¡Toda aquella carne blanca, dura, turgente, significativa, principal, era menos por razón de las circunstancias, que dos pies descalzos que apenas se podían entrever de vez en cuando debajo del terciopelo morado de la nazarena! «Y era natural; todo Vetusta, seguía pensando Obdulia, tiene ahora entre ceja y ceja esos pies descalzos, ¿por qué? porque hay un cachet distinguidísimo en el modo de la exhibición, porque... esto es cuestión de escenario». «¿Cuándo llegarápreguntaba la viuda, lamiéndose los labios, invadida de una envidia admiradora, y sintiendo extraños dejos de una especie de lujuria bestial, disparatada, inexplicable por lo absurda.