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Antes de que acudiese el acomodador ya tenía Cristeta entornada la puerta del palco, cuyas cortinas caían rectas, dejando sólo entre una estrecha abertura por donde penetraban el resplandor y los rumores de la sala.

El juez me citaba a las nueve de la mañana para ver el estado de mis heridas, y me amenazaba, en caso de que yo no acudiese a la cita, con una multa, con la prisión o con el castigo «a que hubiese lugar»... Yo soy un trasnochador impenitente.

Los consejos de don Ciriaco hicieron que no acudiese con frecuencia a casa de Hortensia. Mi asunto marchaba bien. Antes de un mes podría ver en la calle de la Aduana este letrero: COMPA

A los principios del ataque, la falta de precaucion de los que defendian el Castillo de Guansapata, ocasionó la desgracia de volarse el repuesto de pólvora, de cuyas resultas quedaron algunos muy maltratados, y fué preciso acudiese á su socorro el teniente de fusileros, D. Evaristo Franco, que con un piquete de esta tropa estaba de reserva en la plaza mayor, en atencion á que Urbina que le mandaba, habia quedado bastante lastimado, y con solos dos ó tres soldados capaces de la defensa.

Por su parte, el proscrito, sin dejar de hablar, examinaba los tejados, las terrazas y las galerías cubiertas de este palacio, grande como un pueblo, en el que había pasado su adolescencia. Hizo que el gigante detuviera su marcha, y echando medio cuerpo fuera del bolsillo, empezó á dar gritos para que acudiese el jefe de la escolta.

En un momento tumbó toos los jamelgos, enviando por el aire a los piqueros. Los peones corrían; la plaza era un herraero. El público pedía más cabayos, y Coronel, en los medios, esperaba que se acercase alguien, pa yevárselo por delante. No se verá na como aquéyo, de nobleza y de poer. Bastaba que lo citasen pa que acudiese, entrando con una nobleza y un arranque que gorvía loco al público.

Pasó un buen rato sin que acudiese la chica, impacientose el ama, y al llamar por tercera o cuarta vez, entró al fin la muchacha diciendo llorosa y acontecida: Dispense V. E..., estaba arriba... porque a mi hermana paece que se la yeba el Señor. ¿Qué le pasa?

Presentáronse en la plaza mayor los Ministros de la Real Audiencia, en compañia de su Regente, para dar algunas disposiciones, que en aquella necesidad pudieron graduarse oportunas, para rechazar la invasion del enemigo, y desde aquel momento se empezaron á reglar compañias, alistándose la gente sin excepcion de clases: pero con tal desórden y confusion, que si hubiese sido cierta la noticia, indefectiblemente perece la ciudad á manos de los rebeldes: llegando la turbacion de aquellos togados á tales términos, que uno de ellos pregonaba en persona el ridículo bando de pena de muerte, y 10 años de presidio al que no acudiese á la defensa, y no hallándose el pregonero para hacer igual diligencia con otra providencia, se ofreció el mismo Regente á egecutarlo, añadiendo la circunstancia de que tenia buena voz. ¡O temor de la muerte, cuanto puedes con las almas bajas! pues unos hombres, que poco antes se consideraban poco menos que deidades, les obligas á egercer los oficios mas viles de la república, haciéndose irrisibles de los mismos que los tenian por sagrados.

Hullin había visto las escalas antes que Materne, y su indignación contra Divès aumentó más aún; pero como en semejantes ocasiones la indignación no sirve para nada, mandó a Lagarmitte que dijera a Frantz Materne, el cual se hallaba apostado al otro lado del Donon, que acudiese a toda prisa con la mitad de los hombres a sus órdenes.

Juan de Toledo, que acababa de confirmar las constituciones de su cofradía, fué en 1529 el primero que dispuso se acudiese á la sagrada imágen para implorar la clemencia divina en las públicas calamidades, y desde entonces comparte la Vírgen de Villaviciosa la proteccion y defensa de Córdoba con el arcángel S. Rafael, con los santos patronos Acisclo y Victoria, y con los demas célebres mártires del arzobispado.