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Habíase vestido decentemente, sus cabellos, bien peinados y recogidos en una castaña, acreditaban el celo de Dolores, que era quien se había encargado de su tocado.

Al propio tiempo se libró la misma providencia al Coronel de milicias de Azangaro, y al Teniente Coronel de las de Lampa, que le ocupaban con algunas tropas de sus respectivas provincias: pero estos representaron, exponiendo algunas consideraciones que acreditaban su dictámen de mantenerse en él.

Tenía la misma figura gallarda y arrogante, mas el rostro estaba notablemente ajado; dibujábase en torno de sus ojos un círculo grande azulado, y surcaban su frente dos profundas arrugas, señales que acreditaban la violencia y soberbia de su genio: los negros y sedosos cabellos que Miguel admiraba en otro tiempo, blanqueaban ya por tantos sitios, que eran más grises que negros: vestía una bata de seda, también ajada, y ajados estaban también los muebles de la sala, y ajadas las cortinas y la alfombra.

Los más indulgentes le acreditaban sus tentativas de salvar a la asesino; pero los más severos, por el contrario, le acusaban aún de eso: al correr el riesgo de ser condenado con ella intentando salvarla,¿ no confirmaba él mismo, de la manera más evidente, que ambos eran pasibles de idéntica pena?

Y como en el Señor D. Pedro Melo de Portugal, entonces Gobernador de la Provincia, conociese mas luces y celo que en el comun de los gobernadores, hablé varias veces con él; y una me dijo que, respecto á que los mapas y noticias acreditaban la existencia de la mencionada cordillera, y que esta era tal que no admitia mas paso que uno muy angosto, que se podria tomar por lindero: mucho mas, cuando solo cediamos á los Lusitanos el poco espacio que media entre los rios Igatimí y dicha cordillera, y ganábamos por el oeste los grandísimos campos que hay entre ella y el rio Paraguay, desde los 23°-1/2 de latitud al estrecho de San Xavier.

Tras éstos venían los Adverbios, que tenían cataduras de pinches de cocina; como que su oficio era prepararles la comida á los Verbos y servirles en todo. Es fama que eran parientes de los Adjetivos, como lo acreditaban viejísimos pergaminos genealógicos, y aun había Adjetivos que desempeñaban en comisión la plaza de Adverbios, para lo cual bastaba ponerles una cola ó falda que decía: mente.

Las cartas que acreditaban las cruces de Carlos III y de Isabel la Católica, concedidas por las regias personas después de sus visitas a la bodega de los Dupont, ocupaban las paredes más oscuras, encuadradas en marcos menos vistosos, con la modestia que el poder civil debe mostrar ante la representación de Dios; cediendo el sitio, como avergonzadas, a todos los títulos honoríficos inventados por la Iglesia, que habían llovido sobre don Pablo, sin que faltase uno.

Comenzaron a comer con grandísimo gusto y muy de espacio, saboreándose con cada bocado, que le tomaban con la punta del cuchillo, y muy poquito de cada cosa, y luego, al punto, todos a una, levantaron los brazos y las botas en el aire; puestas las bocas en su boca, clavados los ojos en el cielo, no parecía sino que ponían en él la puntería; y desta manera, meneando las cabezas a un lado y a otro, señales que acreditaban el gusto que recebían, se estuvieron un buen espacio, trasegando en sus estómagos las entrañas de las vasijas.

A este propósito narraban algunas anécdotas de su infancia y adolescencia que acreditaban esta opinión. Otros, en fin, le tenían por un desdichado, por un hombre a quien los desengaños de su carrera literaria y los profundos pesares domésticos habían llenado el corazón de hiel. Suponían que Montesinos, aficionado a las letras, enamorado de la gloria, había ido a Madrid.

Un día recibí una ejecutoria, que aún conservo, y unos papeles que acreditaban que yo era, en efecto, doña Ana de Acuña, única descendiente de una familia ilustre, pero pobre. ¿Era rico don Hugo? preguntó el duque de Lerma. Riquísimo. Pues entonces comprendo perfectamente cómo os ennobleció... Compraría su apellido y su ejecutoria á una familia pobre... Eso debió ser. Continuad, señora.