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He traido á la memoria estas expediciones por la série de tiempo en que acaecieron, para demostrar los empeños de la Corona en fijar establecimientos en aquellos despoblados parages. El poco tiempo á que estoy ceñido, por lo que estrecha mi viage, no me márgen á demostrar los grandes gastos que han ocasionado á la Corona, y las gentes que se han sacrificado en tan árduas empresas.

Célebre ciudad de jugadores fué Villaverde allá en los tiempos coloniales, y sotas, caballos y reyes, se llevaron de allí más dineros que de la Veracruz los piratas de Lorencillo. Ahora, es decir, en los tiempos en que acaecieron los sucesos que voy narrando, contaba Birján pocos oratorios, pero aun tenía culto en muchos sitios.

9 Y aconteció que cuando él volteó su hombro para partirse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas señales acaecieron en aquel día. 11 Y aconteció que, cuando todos los que le conocían de ayer y de anteayer, vieron como profetizaba con los profetas. Y el pueblo decía el uno al otro: ¿Qué ha sucedido al hijo de Cis? ¿Saúl también entre los profetas?

Mas por no ser prolijo dejo de contar muchas cosas, así graciosas como de notar, que con este mi primer amo me acaecieron, y quiero decir el despidiente y con él acabar. Estábamos en Escalona, villa del duque della, en un mesón, y dióme un pedazo de longaniza que la asase.

El pueblo de Tiaong, fué fundado á principios del siglo XVII. Está situado en una llanura por la que corre el río Lalig, cuyas aguas bañan las orillas del pueblo. Confina con Dolores, Sariaya y San Pablo. Su clima es seco y mal sano. Tiene 52 cabecerías, 7.273 almas, tributando 4.722. Acaecieron 252 defunciones, 115 casamientos y 310 bautizos.

En el centro mismo del límite meridional de la alta planicie que domina la llanura, hay un hueco cubierto de espesa maleza, como indicio de haber existido allí alguna puerta, y desde este punto de la esplanada parte recta al mediodia por lo bajo de la campiña una especie de calzada que finaliza en un objeto informe de fábrica de argamasa y mampostería, pié tal vez de algun robusto torreon de entrada. ¿Sería este por ventura vestigio de aquella segunda puerta de entrada al alcázar árabe, por donde pasaron á caballo D. Ordoño y su introductor Ibn Talmís? ¿Sería aquella otra brecha que hemos visto en el declive meridional de la plaza rectangular la subida á la plataforma donde se apeó el rey destronado? ¿Ó sería mas bien esta misma plaza aquel famoso terrado de los tres pabellones donde tantas cosas memorables acaecieron?... Ultimamente, aquella singular planicie, obra evidente de los hombres y no de la naturaleza, ¿es un mero terraplen, ó es el resultado de un hundimiento que conserve quizá intacta la planta baja de alguna construccion palaciana? ¿Quién podrá hoy saberlo?

A la verdad el estilo de su ornamentacion se diferencia notablemente del empleado en el Mihrab y en todo el resto de la mezquita: pero ¿quién es capaz de calcular el tiempo que necesita el arte para variar de fisonomía, cuando concurren en una nacion trastornos tan radicales como los que acaecieron en el Estado cordobés bajo la administracion de Almanzor?

Pero entonces, cuando acaecieron los sucesos que voy a referir, era otra cosa. Los más guapos usaban zapatones de gamuza; el traje de charro, mal hecho y peor elegido, era el usual, y por eso los jinetes y cócoras de la vecina Pluviosilla, donde siempre hubo, aun entre los obreros y gente del campo, charros muy galanos, llamaban a los petimetres de Villaverde los «charritos de barro».

CAP. V. En que trata cómo murió Ayar Auca, compañero de Mango Capac, y cómo hubo un hijo Mango Capac, el cual se llamó Sinchi Roca; é cómo murió Mango Capac, y cómo murió despues desto Alcaviza despues; y de los Señores que deste Sinchi Roca sucedieron hasta Viracocha Inca, y de los casos y cosas que acaecieron en los tiempos destos hasta Viracocha Inca. 16

Rumores corrieron de que el bondadoso Padre Alelí había perecido en las ferocidades del 16. Esto no resultó cierto por fortuna. Hallábase el anciano en la enfermería de su convento, ya completamente perturbado y sin juicio, cuando acaecieron los asesinatos. De nada se dio cuenta.