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Su padre, hombre público importante, subsecretario, consejero de Estado varias veces, había fallecido hacía tres años. Como acaece algunas veces, más de las que el vulgo imagina, D. Joaquín de la Costa, que había tenido tantas ocasiones de hacerse rico, murió sin dejar hacienda alguna a su hijo.

Salió preocupado, inquieto: en algunos días no pudo quitar de el malestar de aquella entrevista. Pero el amor prendía fuego rápidamente en todos los aposentos de su alma y consumió al fin aquel último resto de preocupación. Estaba profundamente enamorado. Y como siempre acaece, a la par que crecía su amor aumentaba también su timidez.

No acaece esto solamente por esa pasión vergonzosa que en mayor o menor grado reside en todos los seres humanos, la envidia, sino también porque es condición precisa del hipócrita y adulador con el grande, ser al propio tiempo altanero y malévolo con el pequeño.

Preocupado con esta discusión interior y ganoso de exteriorizarla, como acaece con todo lo que llena y embaraza nuestro espíritu, se aventuró a hacer otra visita al mayorazgo de Montesinos. Esta vez le recibió muy bien, con exquisita amabilidad, como si le remordiese la conciencia de su grosería pasada. Hablaron de cosas indiferentes.

Si la casa donde acaece una defunción es nueva y está concluída, entonces no hay que preguntar, pues que está muy arraigada la creencia que enfermo que cae en casa nueva y concluída indefectiblemente ha de morir, haciendo esto, que jamás se concluyan las casas de Tayabas, dejando por poner, ó una puerta, ó una concha, ó una ventana.

Soledad ni cantaba ni tocaba la guitarra, pero tenía habilidad notoria para bailar las danzas andaluzas. Mas, contra lo que acaece generalmente, no gustaba de mostrar su gracia; y aun puede decirse que desde hacía algún tiempo tenía el baile en aborrecimiento. Por lo cual sus amigas se abstenían de solicitarla en este particular, sabiendo que le causaban disgusto.

Que acaece estar uno peleando en las sierras de Armenia con algún endriago, o con algún fiero vestiglo, o con otro caballero, donde lleva lo peor de la batalla y está ya a punto de muerte, y cuando no os me cato, asoma por acullá, encima de una nube, o sobre un carro de fuego, otro caballero amigo suyo, que poco antes se hallaba en Ingalaterra, que le favorece y libra de la muerte, y a la noche se halla en su posada, cenando muy a su sabor; y suele haber de la una a la otra parte dos o tres mil leguas.

Cortado este vicio, se dedicarían á la labranza, en atención á que solo les falta el tiempo que invierten en el juego; carabaos y tierra les sobra. Las vacas que se crían en la jurisdicción de Catanauan son de las más grandes que hay en Filipinas. Lo mismo que en Catanauan acaece en Mulanay, pueblo de 200 vecinos, que viven con el producto de la brea, con la que pagan el tributo.

No acaece otro tanto en nuestra profesión, señora, donde todos los casos que puedan ocurrir están de antemano previstos por las leyes o por la jurisprudencia elevada a la categoría de ley. No hay un solo litigio que no tenga ya su resolución adecuada en los códigos civiles, ni puede cometerse absolutamente ningún delito o falta que no esté comprendido en algún artículo del Código penal.

Vestía rico abrigo de pieles, con traje de seda del color del sombrero, cubierta la falda por otra de tul o granadina, que era por entonces la última moda. Llevaba, como hemos dicho, el manguito levantado a la altura de los ojos: éstos posados en el suelo, como quien nada tiene que ver ni partir con lo que a su alrededor acaece.