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Sentado á un lado de la cocina, limpiándose el sudor que corría en abundancia por su frente, y mirando con cierta vanidad inevitable á pesar de la situación, su magnífica merienda, perfectamente arreglada, estaba el cocinero mayor.

Enumeraba las diversas revoluciones nacionales y provinciales en las que había tomado parte, por no ser menos que sus vecinos, y á las que designaba con el título de «puebladas». Pero todo esto había desaparecido y no volvería á repetirse. Los tiempos eran de paz, de trabajo y abundancia.

Es preciso que ellos se la proporcionen, ya sea robando a la comunidad, ya empleando clandestinamente indios en sus chacras; lo cierto es que todos los que tienen oficios, entretanto les dura, se asean y tienen sus casas con abundancia de todo, sin que se les pueda impedir este desorden.

Eran bueyes magníficamente alimentados, tranquilos y buenos, como las reses que pastaban, hinchadas por la abundancia, en los campos regados de su colonia.

Sólo aceptamos como gobernantes á las mujeres que saben realizar el mismo milagro que realizaban en tiempos del despotismo masculino ciertas esposas á las que daban sus esposos poco dinero y no obstante mantenían su casa con un aspecto de abundancia y de regocijo.

Cuando llegaba a sus manos un vestido ajeno, lo vendían a los traperos con aire señorial. En las noches de abundancia, la familia sentábase en torno de la sartén. La madre arrojaba los trozos de carne fresca en el aceite chirriante, y cada uno pinchaba con su navaja, con tanto apresuramiento, que por más que la mujer echaba y echaba, nunca se veía llena la sartén.

Yo empero, miéntras no llegaba esta fatal época de indulgencia y moderacion, dexé á toda priesa un pais donde ningun contento templaba su severidad, y me embarqué para España. Estaba la corte en Sevilla, habian llegado los galeones, y en la mas hermosa estacion del año todo respiraba abundancia y alegría.

Bien, muy bien dijo ; diez principios con perniles, diez platos de volatería, otros tantos de pescados, ocho de caza mayor, surtido completo de entremeses, variedad de empanadas, de asados y de fritos, seis ensaladas, todas las frutas secas y frescas de la estación y abundancia de conservas y dulces de repostería; bien, muy bien, señor Gómez; ya veo que no hago aquí gran falta. ¿Y la cena, señor Gómez?

En este siglo no hay milagros, y con quince mil duros de capital no se sostiene un carruaje ni el boato que gastas. Lo todo; y si no, escucha. Y don Juan, con gran abundancia de detalles, como hombre versado en los negocios, fue describiendo a su hermana el estado de su fortuna.

Hay que tratar de columbrar, hasta donde sea posible, la masa gigantesca de su producción, en la cual, borrándose en la magnificencia total las faltas aisladas, se nos manifiesta el poeta como un ser casi sobrehumano, dueño de una potencia de crear representaciones artísticas dotada de una fuerza, delicadeza, diversidad y abundancia de tonos y matices, que acaso no haya tenido jamás su igual.