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Las serenas y abultadas ondas bajaban y subían, semejando la respiración perezosa y dormida de un seno gigantesco. Una por una, con amable sosiego y confianza, las iban dejando atrás las falúas, avecinándose al puerto. La costa festoneaba con línea negra y ondulante la gran llanura resplandeciente.

Al ver a un vagabundo paseando por la iglesia, fijó en él los ojos insolentes, haciendo un esfuerzo por levantar sus cejas abultadas. ¿Dónde había visto a aquel pájaro raro? Gabriel notó su esfuerzo por concentrar la memoria, y evitó el ser examinado, volviéndose de espaldas para mirar con falsa atención un retablo colocado en una pilastra.

Eran escenas mitológicas y bíblicas; damas arrogantes, de abultadas carnes color de rosa, que comparecían ante guerreros rojos o verdes; enormes columnatas; palacios con guirnaldas de flores; cimitarras en alto, cabezas por el suelo, tropeles de caballos panzudos con una pata en alto: todo un mundo de viejas leyendas, pero con tintas frescas a pesar de los siglos, y entre franjas de manzanas y hojarasca.

Por la letra de los sobres y los timbres postales fué adivinando quiénes le escribían: una carta única de su mujer, compuesta de un solo pliego, á juzgar por su flexible delgadez; tres muy abultadas de Tòni, especie de dietarios, en los que iba relatando sus compras, sus cultivos, sus esperanzas de ver llegar al capitán; todo ello mezclado con abundantes noticias sobre la guerra y el malestar de las gentes.

A pesar de que el día era de trabajo, se llenó el templo de lo mejorcito de los barrios inmediatos: gruesas mujeres de ojos negros y cuello corto, con el corpiño y la falda hinchados por abultadas curvas, vistiendo trajes negros de seda y con mantillas de blonda sobre el rostro pálido; menestrales recién afeitados, con terno nuevo, sombrero redondo y gran cadena de oro en el chaleco.

Angué es alta, fuerte, de abultadas y exuberantes formas; ha dejado de jugar con las sampaguitas, y apoya indolentemente su cuerpo en las conchas. Todo su sér respira dulzura y melancolía. Sus ojos, ligeramente entornados, están fijos, están en uno de esos momentos en que no ven; tiene la falta de vida que constituye en la inteligencia esas profundas abstracciones en que nada pensamos.

Este, como le llamaba aquella, tenía una cara de todo un buen hombre; el género paciente y la clase resignada, se definían perfectamente en aquel armazón de carne, en la que brillaban dos ojillos azules, unas narices abultadas y granugientas, y una calva cercada de algunos mechones blancos, compañeros de un enmarañado y desigual bigote.

El día era una tregua, Julî confiaba en algun milagro; las noticias que venían de Manila, si bien llegaban abultadas, decían que de los presos algunos habían conseguido su libertad gracias á padrinos y á influencias... Alguno tenía que salir sacrificado, ¿quién sería? Julî se entremecía y se retiraba á su casa mordiéndose las uñas de los dedos.

Las facciones de su rostro abultadas, talladas en colosal, como la figura; la voz tan áspera y gruesa que daba miedo; por fortuna hablaba poco: gastaba patillas, entrecanas ya, unidas al bigote a la moda de algunos años atrás.

Sus caractéres principales en los niños son: lentitud en la osificacion, retardo en osificarse las fontanelas, cabeza voluminosa, huesos blandos, flexibles; en los niños, como en los jóvenes, venas abultadas, ojos tristes y con ojeras azuladas, desarrollo exagerado del sistema linfático, apetito voraz, adipsia, grande impresionabilidad al frio, movimientos congestivos en las partes superiores, vértigos frecuentes, debilidad muscular, apatía.