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El abogado se sonrió; el joven se dejaba llevar á otro terreno y allí le iba él á embrollar, ya estaba embrollado.

Estas conferencias quedaron interrumpidas por haber, el 5 de Abril, recibido cartas de Isabelo Artacho y de su Abogado, reclamándome 200,000 pesos de la indemnización, parte que le correspondía percibir como Secretario del Interior que había sido en el Gobierno Filipino de Biak-na-bató, amenazándome llevar ante los Tribunales de Hong kong, si no me conformaba con sus exigencias.

9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad. 10 Si dijéremos que no hemos pecado, lo hacemos a él mentiroso, y su Palabra no está en nosotros. 1 Hijitos míos, estas cosas os escribo, para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, Abogado tenemos delante del Padre, a Jesús, el Cristo Justo;

La Serpolette estaba rodeada de dos gallardos oficiales, de un marino y un abogado, cuando le divisó rondando y metiendo en todas partes y rendijas la punta de su larga nariz como si sondease con ella los misterios de la escena.

No parece de mala índole; pero le sucede lo que a tu hermano: debe estar plagadito de las ideas de ahora y ser de esos que no creen ni en la luz del día. Listo, será; ¡lástima que tenga oficio tan feo! El de su padre... Empezó a estudiar para abogado; pero luego le sucedió lo mismo que a Pepe. La palabra oficio sonó en los oídos de Leocadia como Tirso había previsto.

Y con sus títulos de Abogado y doctor en Filosofía y Letras, dejó la nación hispana, en 1873, y se fue a visitar a París, Londres y otras importantes ciudades de Europa, siguiendo luego viaje a México, en donde le esperaban, ansiosos de abrazarlos, sus padres y hermanas.

«Y fué entonces, querido señor continuaba el abogado en su carta , cuando me habló de usted, del modo como se conocieron, del daño que le hizo inconscientementeConvencido de la inutilidad de sus gestiones, el maître había solicitado un último favor. Freya deseaba que la acompañase en el momento de la ejecución: esto mantendría su serenidad.

Acaso sea para como un alivio. »Estudié en Valencia la carrera de Derecho; me gradué de abogado en Julio de 1859.

Y si bien este ataque viene de quien, primero que atreverse á manchar honras agenas, no le hubiera estado del todo mal lavar la suya, con todo eso, el mejor abogado de Cieza es su crónica, y hasta que se conozca y se publique, á ser posible, como yo lo he hecho con la GUERRA DE QUITO, acompañada con documentos coetáneos que la justifiquen, la fama del primero de los historiadores del Perú no quedará completamente limpia.

Pero la esposa del abogado tuvo también una hija, y ésta hija era guapa y parecía muy buena. Por de pronto, se había educado de muy distinta manera que su madre: lejos de ella y del ruido de los escándalos.