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5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y bramas contra ? Espera a Dios; porque aún le tengo de alabar por las saludes de su presencia. 7 Un abismo llama a otro a la voz de tus canales; todas tus ondas y tus olas han pasado sobre . 8 De día mandará el SE

Que , que , que lo pruebe, que lo pruebe, que lo pruebe, gritamos todos. Corriente, señores, dijo con gran calma el interpelado. Allá va, no una leyenda, sino un verídico suceso: testigo de él nuestro amigo Tóbler. Hace unos cuantos años, bajamos el Sr. Tóbler y yo al fondo de ese abismo; y ¿saben ustedes á qué?

Muerto Almanzor palidece para los muzlimes el astro de la fortuna, y la suerte de los mozárabes pasa alternativamente de la cumbre de la esperanza al abismo del desconsuelo.

MANRIQUE. ¡Ángel mío! LEONOR. Huyamos, ... ¿No ves allí en el claustro una sombra?... ¡Gran Dios! MANRIQUE. No hay nadie, nadie... fantástica ilusión. LEONOR. ¡Ven, no te alejes; tengo un miedo! No, no... te han visto... vete... pronto, vete por Dios... mira el abismo bajo mis pies abierto; no pretendas precipitarme en él.

El sol, la brisa, las ondas y el cielo azul y trasparente reflejaban la vida, mientras que la muerte y la desolacion se revelaban en esa inmutabilidad, en ese silencio, en ese vaiven incansable de un abismo colmado por las aguas del globo entero! El hombre es como el océano: todo aquí se sostiene por el equilibrio entre la vida y la muerte.

Sin olvido, no habría hueco para las ideas y los sentimientos nuevos. Si no olvidáramos no podríamos vivir, porque en el trabajo digestivo del espíritu no puede haber ingestión sin que haya también eliminación». Me tengo por hombre de seso, y sin embargo, yo me iba derecho al abismo.

Yo no cierro los ojos ante este extraño extravío de mi imaginación, o, mejor dicho, ante esta implacable contrariedad de mi fortuna, que me impulsa obstinadamente hacia todo aquello de lo que debería huir, y que me hunde tanto más profundamente en el abismo de mis resoluciones, cuanto menos esperanza veo en volver a la superficie.

¡Dios me libre de ser juez, con la condicion de escuchar semejante demanda! ¡Dios me libre de ser padre, con la condicion de tener semejante hija! Es seguro que maldecirla, como Jeremias, el momento en que habia nacido; momento que llevaba dentro de la profanacion de dar á la tierra una huella que es un abismo horrible.

Una vez mezcladas en el río sus aguas, afluyendo de todos los puntos de los continentes, se mezclan de un modo más completo en la inmensa profundidad del abismo marino, bastante grande para contener toda el agua que todos los ríos arrojarían durante cincuenta millones de años.

La señorita Guichard se sentó en una butaca y con la faz alterada, la boca contraída por la amargura y los ojos sombríos, se abismó en sus pensamientos. De modo, que había sido burlada, ella, que se creía tan fuerte.