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En cambio, su amor a D. Jaime era legítimo, correcto, conforme a la clase y posición de ella, y fundado, por último, en causas no menos poéticas que el amor que por el P. Enrique, si hubiese sido lícito, hubiera ella podido sentir.

Uno de los más nobles nombres de la vieja Francia, el de los Odón de Pierrepont, era llevado, y bien llevado, hacia 1875, por el marqués Pedro Armando, quien frisaba entonces en los treinta años, y venía a ser el último descendiente masculino de tan ilustre familia.

Entre estos peregrinos que nos han dado chasco, te citaré a Simón el Mago, a Apolonio de Tiana, a Máximo de Efeso, consejero de Juliano el Apóstata, y por último, al encantador Merlín, a quien consideran en Europa como hijo del diablo, lo cual no hay para qué decir que es absurda mentira. ¿Pero es menester preguntó Morsamor llegar a estos sitios para participar de vuestra sabiduría?

Este último es por consiguiente el objeto primitivo de la actividad intelectual reflexiva; este es su primer elemento de combinacion, su primer dato para la resolucion del problema.

Su escuela de poetas y su escuela de pintores, florecientes y luminosas en el siglo XVI, y renovadas en el último tercio del siglo XVIII, dan destellos todavía, a pesar de la general decadencia de nuestra nación.

Las iglesias principales de la capital de Baviera son la de San Miguel, la catedral, con sus altas torres, la elegante iglesia de San Luis, y el lindísimo templo de San Pedro. La poblacion de Munich, segun el último censo, se compone de 110,000 habitantes. Tienen, como en todas partes, establecida la libertad de cultos, pero la mayoría es católica en Munich.

Las translaciones que hubo de sufrir, primero desde la casa de Don Fernando al convento de San Pablo, de éste á la Catedral, y las mudanzas de uno á otro claustro del Patio de los Naranjos, y por último el abandono en que estuvo en los primeros años del siglo XIX, con alguna que otra depredación más reciente, redujeron de manera tan considerable el número de volúmenes, al punto, que, los existentes han hallado capaz colocación en un pequeño gabinete, cuya rica estantería costeó con su proverbial munificencia, S. M. la Reina Doña Isabel II.

Este uno, es el Gobernadorcillo en ejercicio que completa la terna, figurando siempre en el último lugar.

Luego había surgido la provocación inglesa. Como un traidor de melodrama, el gobierno británico venía preparando la guerra desde larga fecha, no queriendo presentarse hasta el último momento. Y Alemania, amante de la paz, tenía que defenderse de este enemigo, el peor de todos. ¡Dios castigará á Inglaterra! afirmaba la doctora mirando á Ulises.

Los primeros en presentarse fueron el ingeniero francés y Moreno. Este último, para completar el frac, oculto bajo su gabán, había creído necesario ponerse un sombrero de copa.